La remodelación de esta tienda duró aproximadamente mes y medio.
Hice una exhaustiva selección de todas las cosas que ya tenia hechas, también del mobiliario y objetos decorativos, y distribuí la tienda en tres partes.
Primer piso zona de caja y corsetería.
Segundo piso zapatería y perfumería.
Atico taller y zona de mercería y complementos.
En un principio el primer piso era lo que abarcaba la tienda. Estaba todo mezclado; bolsos, zapatos, ropa interior, perfumes, sombreros etc. Había tantas cosas que no podían apreciarse bien en su totalidad. Los muebles en color oscuro tampoco ayudaban mucho, pero ahora tenía tres plantas para poder distribuirlo todo.
Lo primero que hice fue cambiar todo el mobiliario de color. El color nogal lo sustituí por el color marfil, y la carpintería la pinte toda de blanco.
Añadí en este primer piso un probador y una escalera, realizada con un trozo de otra escalera que corté y tapicé con un pedacito de moqueta de muestrario.
Como conservaba todavía plástico adhesivo del que utilicé para empapelar las paredes, pude forrar los pequeños nuevos tabiques que había realizado con DM.
Mantuve el mueble expositor del fondo en su mismo lugar, eso si, aligerándolo bastante. Destiné los estantes inferiores para almacenaje y los superiores para exposición de prendas.
Ladeé el mostrador colocando detrás dos grandes cuadros con imágenes de damas de la época y un estante central donde puse las bolsas con el nombre de la tienda. Bajo éste cuelga un camisón último modelo de Paris.
Frente al mostrador hay dos butacas para las clientas, ya que en esa época el trato era más personalizado que actualmente.
Sobre el mostrador la caja registradora en el medio y a los lados un corsé vainilla y un sombrero a juego.
La mayoría de los maniquíes de los corsés los realicé con pasta de modelar, y muchos de los soportes para sombreros son bolas de madera aromatizada para colocar en los armarios.
Dentro del mostrador metí unos zapatos pintados con esmalte y abalorios. Las joyas son cuentas diminutas engarzadas con alambre de bisutería súper fino.
Antes.
Ahora.
El suelo es el original,realizado con listones de madera de un mantel individual oriental.
La alfombra bajo el mostrador es el pañito de una panera.
Las sombrereras son imprimibles de papel a las que luego les añadí detalles como cintas y cordoncillo.
Todos los corsés, braguitas, sombreros, camisones, medias etc. los realicé siguiendo patrones que en su mayoría encontré en la red, adornándolos posteriormente con lazos, encajes, puntillas, cuentas diminutas para los botones, o plumas de un plumero para los sombreros.
Con abalorios plateados fui formando los tarritos, perfumes y alfiletero que hay sobre la consola al lado de la escalera. Sobre ésta , a ambos lados de un espejo central, coloque dos cuadros que son pequeños marcos de fotos, con un imprimible y pintados en color dorado.
Cambié también el interior de los dos escaparates. Realicé pequeños maniquíes de papel, plastificándolos después para que adquirieran un poco más de volumen. Añadí cajas de distintas formas, bolsas, flores, puntillas, cintas y encajes, todo en colores pastel.
El segundo piso lo destiné principalmente a zapatería y perfumería.
Antes de la remodelación estaba ocupado por una cocina y un cuarto de estar.
Toda la carpintería la pinte de blanco, manteniendo el color de la escalera y el suelo, éste último formado por listones de madera para modelismo naval.
El papel de las paredes es plástico adhesivo, y también es el mismo.
Cerré el hueco bajo la escalera con un pequeño tabique, antes ocupado por una despensa.
Con pasamanería color rosa palo perfilé techos, escalera y paredes.
Realicé los zapatos forrando zapatitos de muñeca tipo Barbie que conservaba de mi hija. Los adorné después con pequeños lacitos, recortes de encajes, pequeñas cuentas y cordoncillos muy finitos. Algunos quizás resulten un poco grandes.
Todas las cajitas son imprimibles plastificados.
El vestido de fiesta sobre el maniquí está hecho a «ojo». Con trocitos de encaje, tiras bordadas y puntillas fue saliendo poco a poco.
Para los corsés, sujetadores, pololos, medias y sombrillas si utilizo patrones, aunque luego su decoración es cosa mía.
Descubrí que había varios métodos para hacer los sombreros. El que me pareció más sencillo y me dio buenos resultado fue el que utilicé en la mayoría de ellos, que consiste en mojar un trocito de la tela elegida con agua y cola blanca, sujetándolo posteriormente con una goma a un tapón redondo ( es lo que yo utilizo, pero puede ser cualquier bola o cuenta redonda que sea más o menos el tamaño de una cabeza a esta escala ). Se deja secar aproximadamente veinticuatro horas, y al quitar la goma queda hecha la forma del sombrero. Luego con alguna plantilla circular, o simplemente con un vaso boca abajo, damos el diámetro del ala que queramos, se recorta y por último decoramos. Yo suelo hacerlo con puntillas, lazos, flores, cuentas y plumas. Con un plumero de los alargados se consiguen cientos de plumas de distintos tamaños y colores.
La sombrerera es una cajita de pendientes forrada con tela y adornada con cordoncillo, cintas, pasamanería…
Los dos cuadritos del fondo dorados y rosas son pendientes.
Las alfombras son recortes de mantelitos de bazar oriental, la de la escalera esta hecha con un viejo pañuelo mío, y va rematada con cordoncillo marrón.
Tapicé toda las sillas en lino malva para que hubiera una armonía cromática en toda la planta. No quería colores estridentes como rojos o amarillos.
En la zona de perfumería coloqué una mesa central con la promoción de la temporada «perfume de lilas» . Realicé los jaboncitos de la caja con pasta de modelar envuelta en papel de seda y un pequeño imprimible.
Los frascos grandes son muestras de perfumes, adornados con lazos y etiquetas. Los pequeños del fondo de la vitrina son cuentas de plástico rectangulares o redondas. A unas les puse una chincheta transparente formando el cuello de la botellita, a otras, simplemente, una cuenta a modo de tapón.
Los bolsos y neceseres están hechos con pedacitos de tela, cintas de pasamanería anchas, o trozos de puntillas. Se cosen del revés y se las da la vuelta, dejando siempre un lado un poco más largo para que haga de solapa y monte para cerrar. Se rellena con un poquito de miraguano o algodón, y se coloca como asa una cadenita, cordoncillo o cintita, poniéndola antes de cerrar el bolso para que quede en el interior. Podemos adornarlo con algún abalorio, lazo, flor o lo que nos guste.
El espejo redondo sobre la butaca es una pulsera infantil pintada de dorado sobre un espejito y rematada interiormente con cordoncillo del mismo color.
En el ático situé un gran taller de costura donde también se podían adquirir telas y complementos, desde botones a cintas o encajes, hilos de todo tipo, lanas, puntillas e incluso revistas de moda y patrones.
Antes de la remodelación existía también un pequeño taller adosado al dormitorio de la propietaria.
Mantuve la división de la habitación, el suelo de listones de madera y el papel de la pared, perfilando este último con pasamanería color rosa pálido.
El zócalo inferior lo tapicé con moqueta, rematándola con la misma pasamanería.
Diseñé y construí en DM los dos expositores, el grande del fondo y el de lazos y puntillas situado a su derecha.
Imprimí de la red los cartoncillos donde luego pegué los botones (cuentas), alfileres, hilos…
Realicé las bobinas de tela y las de cintas y puntillas, insertando éstas últimas en un palillo de dientes para luego colocarlas en el expositor.
Partiendo de la falda del maniquí, que formaba parte del cuello de una camisa, confeccioné el resto del vestido.
Sobre un pañito que hace la función de alfombra coloqué la máquina de coser. El asiento es una caja de pendientes tapizada. Sobre éste ovillos de lana hechos con bolitas de papel de plata e hilo de bordar enrollado, uno de ellos se ha caído y el gato lo ha descubierto.
Detrás hay una sombrerera hecha con el cartón interior de un rollo de papel higiénico cortado, forrado y adornado posteriormente con cordoncillo y cinta de raso.
En el otro extremo tenemos una zona destinada a almacenamiento, creación de patrones y toma de medidas para las clientas.
Sobre la silla un picardías de la época recién terminado esperando que su propietaria venga a recogerlo.
Esta casita fue una de mis primeras adquisiciones.
En un principio lo que era la tienda ocupaba sólo el primer piso, el segundo y el ático lo destiné a la vivienda de la propietaria de dicha tienda.
Constaba de una gran cocina, cuarto de estar, dormitorio y un pequeño taller de arreglos de costura.
Con esta casa comencé mis primeros pasos en la costura » mini «. Realice corsés, sombreros, ropa interior, vestidos, bolsos, sombrillas…
Realice también un montón de perfumes con abalorios, collares, zapatos…
Me sumergí en el mundo de la moda de finales de la época Victoriana, con encajes, bordados, cintas y lazos, y la verdad disfruté mucho haciéndolo, ya que todo esto era nuevo para mi.
Aparte del hilo y la aguja descubrí también los pegamentos para tela, que son de gran ayuda, sobretodo para estas cosas tan pequeñas.
Con el tiempo la tienda quedó terminada, lo mismo que el resto de la casa, pero nunca llegó a convencerme del todo, la encontraba demasiado oscura, le faltaba luz.
Durante años la mantuve así, hasta que hace un par de veranos decidí reformarla.
La vacié entera, dejé los tres pisos diáfanos y la replanteé de nuevo.
Decidí que la tienda ocupara los dos primeros pisos, y en el ático pondría un taller de costura con zona de mercería y complementos.
La fachada la mantuve igual, pintada en color vainilla con el tejado en rojo. La zona de escaparates y puerta en verde y el rotulo con el nombre de la tienda también en rojo con letras doradas.
La tienda la situé en una ciudad inglesa, y sería exclusivamente para damas.
El primer piso fue el que mas remodelé. Realicé un probador y una escalera de acceso al segundo piso antes inexistente.
Aproveché algunos de los muebles y también añadí otros nuevos, eso si, los cambié de color, los repinté todos en un color marfil, casi blanco, y ahora la tienda parecía otra cosa, tenía claridad.
Mantuve el papel de las paredes y los suelos en las tres plantas, ya que me complicaba mucho cambiarlo y no me disgustaban.
Toda la carpintería que antes iba en color madera oscura la pinte de blanco, exceptuando la escalera que sube al ático, a la cual la puse una alfombra para que no resultara tan rustica.
La iluminación tampoco la toqué, es más, le añadí alguna lámpara como la del probador y la escalera.
Las cortinas de los dos últimos pisos siguieron siendo las mismas, cambiando sólo los escaparates.
Intenté crear una tienda más femenina, no tan sobrecargada, y creo, o por lo menos a mi me lo parece que ha mejorado bastante.
Pequecasitas 1/12 